NBA 2K26 regresa más rápido, realista y espectacular que nunca.

NBA 2K26 llega en un momento interesante tanto para la NBA como para la propia saga, que tras un NBA 2K25 correcto pero poco memorable, busca consolidarse con cambios que se sienten más notables en la cancha que en los menús. En lo jugable, esta entrega logra transmitir un ritmo más ágil y ligero, con partidos dinámicos que ganan en velocidad y fluidez.
El regreso del sistema de tiro Green o Fallido aporta claridad e intuición, adaptándose mejor a la defensa rival y a la habilidad de cada jugador, mientras que nuevas mecánicas como los euro-steps a cámara lenta, el movimiento catch and shoot o la protección rápida de balón hacen que las jugadas sean más variadas y realistas. Además, los pivots y ala-pivots recuperan un papel central con tiros al poste personalizados y mayor realismo en la defensa interior, respaldados por un sistema de colisiones más convincente y el motor ProPLAY, que sigue sorprendiendo por la fidelidad de animaciones y movimientos.
La presentación visual y sonora acompaña este salto: los estadios se ven con gran detalle, la iluminación dinámica y la recreación de ambientes como el Intuit Dome suman inmersión, y hasta los descansos entre cuartos han recibido un extra de espectáculo con nuevas animaciones del público. Sin embargo, aunque hay una ligera renovación en los comentarios y voces, se perciben repetitivos y poco naturales tras varias horas de juego.
Donde NBA 2K26 tropieza es en el contenido y los modos de juego. MyCareer sigue anclado a una Ciudad que, pese a ser más pequeña y sencilla, continúa resultando tediosa y poco atractiva como hub central. El modo narrativo Sin Límites, que propone un viaje desde el instituto hasta el draft de la NBA con la opción de jugar en Europa, ofrece frescura, pero se ve limitado por la ausencia de licencias oficiales de la Euroliga o la ACB. En paralelo, el creador de jugador y los sistemas de progresión han sido afinados, aportando algo de profundidad a la experiencia.
MyTeam, el modo estrella en términos comerciales, incorpora como gran novedad la posibilidad de mezclar jugadores de la NBA y la WNBA, además de nuevas cartas y el regreso de escenarios clásicos como Sunset Beach. A pesar de ello, sigue dominado por la presión de abrir sobres y por un sistema que empuja hacia las microtransacciones, lo que ensombrece parte de sus virtudes. Otros apartados como MyGM o las Eras apenas presentan cambios significativos, mientras que La W recibe un poco más de atención con ruedas de prensa y desafíos, aunque aún está lejos de alcanzar la riqueza de la NBA masculina.
En cuanto a disponibilidad, el juego se lanza en PS5, PS4, Xbox Series X|S, Xbox One, PC y Nintendo Switch (incluyendo la nueva Switch 2), con un precio base de 79,99 € en su edición estándar y ediciones superiores que llegan hasta 149,99 €, cargadas de VC y recompensas para MyTeam y MyCareer.
En definitiva, NBA 2K26 se siente como una entrega que refuerza su núcleo jugable y logra ofrecer partidos más entretenidos, variados y fieles al baloncesto real, pero que no logra resolver los problemas crónicos de la saga en cuanto a modos de juego y la excesiva dependencia de microtransacciones. Es un título que encesta muchos triples en lo mecánico y en la presentación, pero que se queda corto a la hora de innovar en contenido. No alcanza el nivel de un verdadero MVP, pero sí puede considerarse un “Most Improved Player”, capaz de demostrar que la saga aún tiene espacio para mejorar, aunque siga lastrada por decisiones demasiado comerciales.