¡En Donkey Kong Bananza, cada golpe revela un secreto!

En Donkey Kong Bananza, romperlo todo no es solo una opción… es la clave para avanzar.
La nueva entrega de Nintendo para Switch 2 apuesta por una jugabilidad centrada en la destrucción persistente, dejando en segundo plano los tradicionales saltos y transformaciones que solían definir la franquicia. Según palabras del director Kazuya Takahashi, el objetivo era crear una experiencia que naciera del acto de romper el entorno, algo que se refleja desde el primer minuto de juego.

Desarrollado por parte del equipo detrás de Super Mario Odyssey, el juego aprovecha al máximo el poder de la Switch 2 para presentar escenarios ricos en materiales destructibles, como rocas, nieve o incluso chocolate fundido. Estos elementos no solo reaccionan al golpe de Donkey Kong, sino que permanecen modificados, generando un mundo que cambia con cada acción del jugador.

La destrucción no es un simple efecto visual, sino el núcleo de la experiencia. Romper paredes, techos o suelos puede revelar cofres, caminos secretos o bananas doradas, invitando a explorar cada rincón con curiosidad y fuerza bruta. Cada tipo de material ofrece una resistencia distinta, lo que introduce una capa estratégica al avance, ya que se debe pensar bien qué y cómo destruir.

Además, al no regenerarse los elementos destruidos, el juego crea una sensación de impacto real y permanente sobre el entorno. Esta mecánica convierte cada nivel en un puzle dinámico y en una aventura de descubrimiento constante, haciendo de Donkey Kong Bananza una propuesta fresca, adictiva y sorprendente dentro del género de plataformas en 3D.