Donkey Kong Bananza lo destruye todo… incluso tus expectativas.

Donkey Kong Bananza para Nintendo Switch 2 es una sorprendente aventura de plataformas que no solo planta cara a Mario Odyssey, sino que representa una oda a la exploración y al descubrimiento. A pesar de los prejuicios sobre la supuesta falta de originalidad de Nintendo, el juego demuestra que la compañía aún tiene una fórmula mágica: mecánicas divertidas, mundos llenos de sorpresas y una jugabilidad que premia la curiosidad.
Desde su premisa inicial –una mina y bananas gigantes como coleccionables–, el juego propone destruir y explorar en igual medida. Donkey Kong, acompañado por Pauline (clave para activar transformaciones mediante su música), se enfrenta a una aventura en la que no todo es fuerza bruta: la exploración se convierte en el verdadero corazón del juego. La variedad de transformaciones, como la del mono gigante o la cebra veloz, añaden profundidad a los retos y permiten reinterpretar constantemente el entorno.
Aunque tiene puntos débiles como la escasa variedad de enemigos y jefes, Bananza lo compensa con un diseño de niveles ingenioso, una progresión rica en recompensas (bananas, fósiles, trajes) y un apartado técnico sobresaliente. Además, el juego conserva de forma permanente los cambios que haces al entorno, lo que refuerza la sensación de impacto y descubrimiento.
La dupla DK–Pauline se roba el show, con carisma y encanto visual, y la experiencia global logra emocionar y divertir a partes iguales. Donkey Kong Bananza no solo es uno de los mejores títulos de la Switch 2, sino una carta de amor a lo que hace grande a Nintendo: convertir el juego en una experiencia mágica, creativa y profundamente divertida.